jueves, enero 17, 2008

No queremos guaperas. Queremos 'currantes'




M. Rajoy, sobrio, austero, líder Popular, pero anti-populista, rescata los valores de la política, dignificándola y poniéndola a trabajar para el único fin de servir a la Nación.



El Sr. Rajoy tiene el arte o la virtud, de despertar el miedo, los complejos o el desconcierto, en sus enfurecidos enemigos, que no adversarios. Pocos podrán acusarlo de exaltado o provocador. Sin embargo su mesura, su impecable trato respetuoso y respetable, que da sensatez y fluidez a su discurso inteligente y moderado, solo puntualmente algo irónico o incisivo, genera reacciones iracundas hasta hacer perder la compostura y las debidas formas, hasta olvidar todo tipo de contención y respetabilidad, a todos aquellos que se les presupone la capacidad y obligación de predicar con el ejemplo. Esto de juntarse todos contra uno, estercolando y destrozando a la Nación, para tener los mismos votos asegurados sintiéndose perdedores, debe ser duro, hasta encallecer el pericardio.

Nuevamente ha vuelto a sorprender, desatando el furor, alborotando los gallineros, y esta vez, hasta el suyo propio. No solo se atrevió a diseñar las listas electorales del partido que preside, sino que ha tenido la osadía de no ‘consensuarlas, con la oposición’, dejando fuera de esas listas a grandes esperanzas de los “centristas”, y de sus nazis asociados. Estos no se han ocultado ni recatado a la hora de soltar grandes dosis de adrenalina liberando su habitual tonelaje de bilis, abriéndoles las compuertas a sus ‘camisas pardas’ y arrojando abundantes cargas de profundidad, sobre su discreto y poco ostentoso protagonismo, no estando nunca donde el enemigo cree que está.

Nos sorprende este Rajoy en su inédita faceta de fajador -de apariencia frágil y manipulable- estilista habilidoso y escurridizo, que desgasta y vapulea al ‘púgil’ contrario, más fornido y fiero pero torpe y embrutecido, obligándole a ‘bracear’ dando golpes al aire, humillándolo en su ineficaz ineptitud y en sus infantiles y patéticas pataletas. Nos engañó a todos. Reconozco mi error. No era apatía. No se esconde. Solo hay que saber buscarlo y aprender a verlo, en su concentrado ensimismamiento por su labor. Probablemente se atragantaba con los modos chabacanos habituales en sus oponentes. No se rebajó a aceptar lidiarlos en su ciénaga inmunda. Cuando parecía que ‘no estaba’ y lo reclamábamos, era precisamente cuando más efectiva era su no presencia y más daño hacían sus golpes al contrario, hasta desarbolarlo y bailarlo en el más esperpéntico de los ridículos. Ha quedado claro que sin un Rajoy, sin un Franco, sin unas víctimas o sin una Iglesia a quien machacar, no son nada. Se acabó. Cuando su populismo muere, sus carencias les delatan, haciendo inútil su ridícula sonrisa de plástico. Los hemos podido ver aferrados a Gallardón como las hienas a un cadáver de la sabana. Las ‘académicas’ y ‘políticas’ interpretaciones sobre las habituales e intolerables ingerencias en los asuntos internos del PP, de los ilustrados Pepiño, de la Vega y L. Garrido, les han autoproporcionado un ligero tentempié a su vulgaridad agresiva y barriobajera. Pero cuando fanfarroneaban, cebándose convencidos de la debilidad e insignificancia, del Sr. Rajoy, buscándolo allá por las solitarias y frías estepas de la extrema diestra, no se percataban de que este se limitaba a elevar su adusta superioridad justo por encima de sus cabezas y, distraída, placentera y elegantemente, les dejaba caer sus ‘desperdicios fecales’ sobre ellas. La permanente orgía y vitalicia bacanal festejando sus ‘victorias’ sobre un ‘vencido y desaparecido’ Rajoy, presenta el aspecto de un grotesco aquelarre demoníaco y miserable, carente de dignidad y autoestima, que no les ha permitido observar el pequeño detalle de que su preciado “aroma socialista” no es más que abundante “hedor a orín de Rajoy”.

Ha obligado a aflorar el lavadero público, en su realidad de circense sucedáneo de la política engañabobos y ha rociado de zotal la parte política contenida en su radio de acción reconduciendo a esta, hacia sus cauces naturales, higienizando todos los espacios y rompiendo barreras y 'cordones'. Ha demostrado su inteligente acierto con el sátrapa madrileño, en la propia reacción de ‘las lavanderas’, del ‘mercadillo de verdulerones’ y del mismo falsete caudillito con disfraz de amigo, doliéndose fariséicamente, por no ser aceptada su ‘valiosa colaboración’, conocida desde tiempo como solapada ansiedad en el único deseo de meter la mano en el mangoneo nacional.

Se oculta el líder tras el titánico trabajo por venir y deja el protagonismo populista de las carteleras, exclusivamente a la valoración de los resultados, por sus propios usuarios-beneficiarios, de tal manera que o son buenos o no habrá protagonismo que valide su labor. Arriesgado pero honesto. Los errores cometidos cuando se trabaja en pro del interés general, son criticables pero fáciles de perdonar y de olvidar. Unos resultados pobres son gloria bendita comparándolos con las agresiones, los destrozos y el desprecio actual. Desde luego el Sr. Rajoy apunta nuevos modos. Y me gustan.

Independientemente de lo que ocurra en las elecciones, quiero felicitar al Sr. Rajoy y al PP, por su numantina resistencia al acoso de la peor y más vergonzosa caterva que ha ocupado el Estado de España desde que se escribe su historia, sin perder los papeles ni la compostura. Por haber dado a Gallardón la única respuesta posible a individuos de su calaña. Una pena que un gran número de electores se dejen deslumbrar por los abalorios baratos, menospreciando la opacidad aparente, de los diamantes en bruto.


Clandestino

lunes, enero 14, 2008

La ideología política es el lastre de la libertad democrática

Monseñor Romero

"...Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado..."

"...El Evangelio me impulsa a hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte..."




La coalición de desalmados que ocupa el Gobierno de España, decide quienes tienen derechos democráticos y a quienes se le deben retirar o impedir. Quienes deben cobrar y quienes deben pagar. A quienes se les impone el deber de cumplir las leyes y a quienes se les otorga el privilegio de estar por encima de ellas. Quienes son los ‘buenos’ y ser premiados, o quienes son los ‘malos’ y ser castigados. Los ‘malos’ y castigados no tienen derecho a protestar, solo a pagar y callar. Entienden el Estado como un instrumento para satisfacer servicios, estatus y prebendas para ellos y los suyos, desheredando a los que no soportan su ‘hedor socialista’, aunque los deberes de mantenimiento, son aportados entre todos. O con ellos o en la nada. O su paraíso robado o la condena de Sísifo.

Se le sigue acosando y reprochando a la curia por hacer política, afirmando que la Iglesia no debe hacerla. ¿Por qué la Iglesia no debe hacer política? ¿Como gestiona la Iglesia su Estado Vaticano sin hacer política? Seguramente la actividad política sea incompatible con sus actividades religiosas, pero nadie les puede negar o impedir el derecho a hacerla, ni el deber de defender sus derechos, frente a los desmanes o tropelías de los políticos, como otro colectivo cualquiera, o sumarse solidariamente, a las reivindicaciones de otros. Un Gobierno digno y honesto, no le puede reprochar o impedir a la curia, ni a nadie, que reivindique públicamente, como institución o como personas que tutelan determinados valores asumidos por millones de fieles, que arropan y apoyan a la Iglesia y les dan legitimidad para representarlos, en aquellos aspectos que perturben sus derechos a decidir su forma de vivir, según su conciencia, sin que desde el Gobierno les invadan ese derecho con leyes especialmente diseñadas solo para ello. Ante situaciones que la iglesia considera irregulares por afectar a sus derechos ciudadanos, o al de sus fieles o al de la ciudadanía en general, tiene el deber de protestar, manifestarse y presionar, como lo tiene un sindicato o un partido político. No es hacer política defender derechos, de quien sea, cuando los hurtan los políticos, o sus primos, o sus vecinos.

Si recuerdan a Monseñor Romero, arzobispo de El Salvador asesinado por sicarios de un régimen criminal-fascista, no hizo política ni un solo día de su vida, sin dejar de amparar, en lo que pudo, y reivindicar el derecho de sus conciudadanos, ni una sola hora de aquella época de su vida. Naturalmente cuando hay abuso de poder, cualquier persona u organismo que se le oponga, desde cualquier tribuna, no podrá evitar interferir en la política de ese poder, como algo inevitable para su fin, pero no como objetivo. Es fácil confundir y utilizarlo, pero es necesario separar y distinguir el derecho y deber como ciudadano neto, del ciudadano con interés político. Cuando vemos a una persona correr, podemos suponer que lo hace por varias causas normales e inocuas, y no necesariamente creer o hacer creer, que es un delincuente que huye de la policía y apedrearlo.

Concretamente en el asunto de la familia, ni el Gobierno tenía por qué provocar este sarao, ni los gays tienen ni necesidad, ni derecho a invadir esos espacios. El Gobierno ni está legitimado, ni tiene derecho ni es su labor, el sumar o restar derechos a nadie. El deber del Gobierno es regular y garantizar los derechos de cada uno y eso no es posible cuando se hace a costa de reducir los derechos consolidados de otros. Los derechos no son del gobierno ni de sus electores. Son de cada ciudadano y son intocables. Sin embargo es algo habitual en la línea de un gobierno que ha suplido su total falta de proyecto y carencias políticas, generando enfrentamientos y crispación en el objetivo de dividir a la sociedad en buenos y malos, premiando y castigando, como única forma de rentabilizar la ineptitud y darse continuidad comprometiendo votos, en este galimatías en el que han convertido al Estado y a la Nación. La ley que regula los derechos gays, se ha utilizado, además, para provocar y afrentar a millones de personas, innecesariamente. Al colectivo gay le había importado un bledo que su derecho a contraer nupcias lo hubieran llamado 'matrimonio' o 'Juan Manuel'. Esa denominación, ni es un derecho, ni la habían reivindicado. Ha sido una de tantas bufonadas macarrónicas de este gobierno en descarada provocación para crispar con su habitual falta de respeto por la mitad de la ciudadanía que sabe que no le votará nunca. Bufonada macarrónica que fue miserable y asquerosamente reforzada y extendida a la educación y programaciones infantiles, en algún caso recomendando la lectura de sus porquerías pornográficas, desde el ministerio de educación.

En una sociedad, democrática o no, todos los seres humanos tienen la responsabilidad civil de apoyar y defender los derechos de sus conciudadanos, como única forma posible de garantizar los suyos propios, independientemente de su posición, oficio o condición con respecto al Estado, pero en un Estado constituido democráticamente, si no nos mentalizamos a priorizar la defensa del derecho democrático por encima del ideológico, aunque le sea conculcado a personas u organizaciones no afines, la democracia se hunde irremisiblemente, en la división y el enfrentamiento. Primero todos a una a salvar y mantener la democracia, acudiendo todos a una, allá donde se intente hurtar o corromper. Luego cada uno sea y defienda la ideología y la confesión que le parezca.

Como dijera alguien: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero daría la vida para que puedas seguir diciéndolo"


Clandestino

domingo, enero 13, 2008

Mentiras y traición patroneando el Estado.

Conocen su poder. Han hurtado el derecho democrático a millones de españoles, dedicando toda una legislatura en consolidar ese poder mediante, el chanchullo, la mentira , el sectarismo, la subvención, la crispación, la traición, la discriminación, la corrupción, la división, la omisión, la fanatización o fomentando la ignorancia y el adoctrinamiento mediatizando a la parte más sugestionable de la ciudadanía utilizando gran parte de los poderosos medios afines. Consiguieron su cordón sanitario redeándose y compactándose un gran y denso escudo perimetral, con toda la basura que habita en ‘la piel de toro’, protegiéndose de la honradez y de las tenues reivindicaciones de sus víctimas, abalanzándose sobre ellas como sobre elementos peligrosos.

Ocupas del Gobierno, fiscales, alcaldes, presidentes, funcionarios, vividores, ‘don nadies’ con un par de escaños, un par de concejales o consejeros, chivatos, nazis, radicales, etarras, periodistas y toda clase de la peor morralla, tomaron el Estado haciéndose fuertes en él, comprando todo lo comprable, con leyes contra derecho o anticonstitucionales, con subvenciones o cargos, y expulsando, sancionando y degradando la integridad, los principios éticos y morales o el patriotismo, para asegurar poder a falta de credibilidad al tomar el Estado, saltando de forma macabra e irreverente sobre ciento noventa y dos cadáveres aún calientes y con la mentira y total falta de escrúpulos como único proyecto para simular un gobierno que luego se evidenciaría como en contra de la Nación española.

Todo un plantel de impresentables, asegurándose poder y continuidad a costa de arrinconar en el desamparo, la indefensión y el desprecio a la población trabajadora y a toda la gente honesta y amante de la familia, de la ley y de la convivencia pacífica y solidaria. Arremetiendo contra todos aquellos que saben que jamás les podrán votar y a la vez, contener la repulsa. Contra aquellos que entienden que no hay nada más repulsivo que el amotinamiento rebelde del personal de servicio que se contrata y paga la Nación, como patrona del Estado, para que les sirvan, gestionen sus intereses y les garanticen la legalidad democrática, que con toda desfachatez y desvergüenza han prostituido, infringido y omitido como vulgares barriobajeros alejados de la debida lealtad y dignidad exigible a todo servidor público.

Han renunciado a sus deberes hasta no ejercer su responsabilidad de gobernar para la Nación, ni un solo día de toda la legislatura. Toda ella la han dedicado a quitar derechos a unos para repasarlos a otros. A romper la Nación de forma que unos cachos vivan a costa de todos los otros. A enfrentar a los ciudadanos, de la misma nación, de forma que unos vivan a costa del expolio sobre otros. A romper a la familia afincando en su hábitat exclusivo e inviolable, derechos políticos, artificiales y antinaturales, diametralmente opuestos a la natural y consolidada forma definida por la propia naturaleza, como única posible de darse continuidad, con legislaciones que sobrepasan derechos, conciencias y sentimientos. A agredir y negar derechos a la libre expresión y reivindicativos, a millones de familias cristianas que se apoyan en sus consejeros espirituales y de orientación religiosa, como excluidos del Estado de Derecho. A agredir y negar derechos de amparo y patriotismo a millones de sus víctimas, ciudadanos contrarios a las prácticas inconstitucionales de esa caterva que degrada el Estado y traiciona a la Nación.

A mirar para otro lado mientras se asesinaban a personas, españolas y de diversos puntos del planeta, en el vientre materno.

Z miente cuando niega que él ha roto a España. ¿Por qué entonces gran parte de los españoles tenemos que pagar impuestos a vascos y catalanes, en un gran fraude a las arcas del Estado? ¿Por qué grandes bolsas de españoles no tienen amparo del Estado sometidos a prácticas nazis de los gobiernos radicales de Cataluña y Vascongadas? ¿Por qué en unas comunidades se acata y cumple la ley y en otras se desacata y se incumple la ley? ¿Por qué los españoles hemos sido criminalizados y obligados a pagar canonjías a organizaciones privadas? ¿Por qué una gran parte de españoles tenemos que pagar a Las Cámaras de Comercio por ningún servicio prestado, ni ningún producto demandado, ni servido, ni consumido? ¿ Por qué el Estado no ampara a los ciudadanos frente a los delitos económicos de las mafias corruptas autonómicas y municipales? ¿Por qué millones de jóvenes han sido condenados a pagar la corrupción del Estado durante décadas?

Miente cuando afirma que España es un país libre y más justo. ¿Qué país libre mima a los terroristas? ¿Dónde está la libertad de los que son atracados y cruelmente agredidos en sus propias casas y se les niega el ejercicio al derecho a legítima defensa, mientras las FSE que paga están escoltando a políticos y familia, que les importa un bledo el contribuyente? ¿Quién prohibe el acceso a blog, judicialmente, o pone a gente ante los tribunales, solo por decir la verdad? ¿Quién se abalanza verbalmente, sobre los que se manifiestan contra los desmanes de la coalición ocupa del Gobierno y otras instituciones del Estado?

No miente cuando afirma que hay ciudadanos con más derechos. Omite aclarar que esos ciudadanos reciben derechos invadidos o retirados a otros. Ni este gobierno, ni ningún otro, posee derechos para dar, ni legitimidad para quitarlos. Solo debe regular las garantías de uso y disfrute de los que a cada uno le pertenecen, en el estricto y riguroso respeto a la legalidad e igualdad democrática. Cualquier derecho que dé a unos, es irremisiblemente sustraido a otros. España debe ser uno de los pocos países del mundo que legaliza la discriminación sectaria contra el derecho de determinados colectivos ciudadanos. Algunos con fines de lucro, exclusivamente, como la ley SGAE o el Estatuto nazi.

El personaje político mejor valorado de España, la Vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, dice que ‘no retrotraerán la democracia a tiempos pretéritos’, refiriéndose a la manifestación de familias cristianas. Hace escasamente dos meses que aprobaron la Ley de la Memoria Histórica, aflorando lo peor de lo peor de aquella cruenta guerra civil, desde una perspectiva de odio y revanchismo enfermiza.


Clandestino